ECOTIP
DE LA SEMANA
* EL ROL DEL CONSUMIDOR *
Hoy en ECOTIPS queremos ayudarlos a que sean
conscientes del rol que cumplen como consumidores. Un rol que está lejos de ser
pequeño y que por eso puede hacer la diferencia.
Empecemos por entender algo: el
consumidor es el rey. Toda la industria de consumo se construye en
torno al consumidor, lo que éste quiere y compra. El problema es que el
consumidor medio no se siente poderoso. No cree que sus decisiones sobre qué
entra en el changuito del supermercado o qué compra en su vida diaria tengan
peso, tengan importancia. Pero tenemos que darnos cuenta que sí importa, que
cada elección que hacemos es como si fuera un acto político, un
voto a favor de algo. Entonces, cada vez que pasamos un producto por el
escáner del supermercado o cada vez que elegimos un producto sobre otro,
estamos votando. Votando por orgánico o no, por local o no, por justo o no.
La gente suele creer que porque las empresas
son grandes y poderosas, que no hay posibilidad para el cambio, que ellos no
tienen el poder de cambiar las cosas. Pero esto no es así porque la sumatoria
de todos nuestros votos puede hacer que el sistema cambie.
¿Cómo? Es fácil: las empresas cambian en
función a las opiniones de los consumidores. Y esto tiene su lógica en la ley
de oferta y demanda: si la demanda de los consumidores cambia, la oferta del
mercado tiene que cambiar porque sino no generan ganancias. No por nada es una
industria, un negocio. Y es acá dónde reside nuestro poder como consumidores.
Pongamos como ejemplo a la comida. Comemos
cuatro veces por día. Si pensamos que cada comida es una elección consciente,
un voto, esto significa que podemos votar cuatro veces al día, votar para que
el sistema cambie. Que con cada bocado podemos hacer una diferencia que lleve a
cambiar el mundo. Es un pensamiento bastante esperanzador, no?
Nuestro gran problema como consumidores es que
si no estamos conscientes de nuestro rol y no tenemos información, no
podemos actuar. Entonces éste es el primer paso: ser conscientes. Y el segundo: tener
información.
Las elecciones que hacemos diariamente
determinan nuestro futuro y el de nuestro planeta. Empecemos a exigir a los
productores de nuestras cosas que queremos productos que no contaminen el medio
ambiente, que nos hagan bien, que sean nutritivos, naturales, socialmente
justos. Si nosotros exigimos esto y lo elegimos, los productores van a llevar
al mercado lo que el mercado demande.
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